En el complejo mundo de los seguros industriales, la determinación del valor de una maquinaria usada puede marcar la diferencia entre una cobertura justa y un conflicto costoso. El liquidador de la AALPS, Fernando Regazzoni, expone los criterios técnicos, legales y comerciales que deberían guiar tanto a asegurados como a aseguradoras para alcanzar una tasación coherente y funcional.
En la industria del seguro, especialmente en el ámbito técnico, uno de los desafíos más delicados y menos estandarizados es la correcta valuación de maquinarias usadas. Ya sea en fábricas, talleres o plantas productivas, estos equipos muchas veces superan en valor al edificio que los alberga. Sin embargo, a la hora de contratar una póliza —o de enfrentar un siniestro— la falta de criterios claros y consensuados entre aseguradoras, PAS y asegurados puede desencadenar largos conflictos y pérdidas económicas evitables.
Fernando Regazzoni, experimentado liquidador de la Asociación Argentina de Liquidadores y Peritos de Seguros (AALPS), plantea en este ensayo un análisis profundo sobre cómo determinar de forma justa y técnica el valor real de una máquina usada. Desde el concepto de obsolescencia hasta los incoterms en bienes importados, pasando por la importancia de la documentación respaldatoria y la vida útil, el especialista propone un enfoque integral que busca prevenir conflictos, fortalecer la relación comercial y, sobre todo, proteger el verdadero patrimonio del asegurado.
“Es de vital importancia poder arribar a un monto justo que permita a los asegurados poder tener noción del patrimonio que posee en su lugar de trabajo”
En este pequeño ensayo, nos proponemos dilucidar y llevar un poco de claridad respecto al valor que puede alcanzar una maquinaria usada. Es de vital importancia poder arribar a un monto justo que permita a los asegurados poder tener noción del patrimonio que posee en su lugar de trabajo como así también resulta imperioso poder determinar sumas aseguradas lógicas y coherentes para coberturas que amparen conjunto de bienes o, en su caso, coberturas específicas sobre bienes individuales.
En este sentido, históricamente la maquinaria de una planta, de un taller o de una fábrica, puede ostentar valores de reposición (aunque se trate de bienes usados) muy importantes e incluso valores muy superiores al edificio en el que se encuentra.
Es por ello que, encontrándonos con esta cuestión al contratar un seguro que ampare maquinaria usada y para evitar conflictos a la hora de la ocurrencia del siniestro, es menester por parte del PAS, del asegurado y la Aseguradora, aplicar criterios comunes y trabajar con idoneidad y profesionalismo en la imputación del valor a un bien de dichas características y a la correspondiente suma asegurada (con eventuales adicionales) en póliza.
“Para establecer el valor usado de una maquinaria es fundamental la intervención del propio asegurado”
Existen una enorme cantidad de variables para poder configurar una buena cobertura que ampare maquinarias usadas, partiendo de las coberturas más simples y comunes como la de Incendio Contenido General (las maquinarias son parte del mismo) hasta las más complejas y amplias como las variantes de seguro técnico: equipos de contratistas, todo riesgo montaje, todo riesgo construcción; todo riesgo operativo y dentro de ellas las específicas de rotura de maquinaria, ya sea como sublímite o cobertura autónoma.
Incendio Contenido o Bienes de Uso o Maquinarias: Puede otorgarse una cobertura global para el conjunto de bienes que lo conforman o una Suma Asegurada declarada específica para el bien
Para establecer el valor usado de una maquinaria necesariamente es fundamental la intervención del propio asegurado, quien será el más calificado para poder encontrar el valor de la misma, consultando al proveedor al cual le ha adquirido el bien y, de esa manera, darle al asegurador, PAS o liquidador (en caso de que ya se haya producido el siniestro) la posibilidad de consultarlo a efectos de obtener detalles más específicos, como ser el desglose del precio para determinar proporciones relativas a costo bruto del bien, partes impositivas y, en el caso de bienes importados, condiciones internacionales de comercialización como son los denominados “incoterms”.
Asimismo, es necesario poder establecer y dilucidar si existe un mercado para el bien usado, en cuyo caso deberemos obtener datos fehacientes de quienes comercialicen dicha maquinaria con presupuestos formales.
“Es necesaria la buena predisposición de las partes, el aporte de documentación respaldatoria de los valores que se pretenden amparar y la buena fe del asegurado”
En ocasiones, se complejiza dicha gestión atento a los disímiles valores que se puedan obtener como referencia, para los cuales deberemos obtener del bien dañado, la mayor cantidad de elementos que nos permitan establecer con mayor grado de certeza el uso (existen bienes que registran en su propio funcionamiento la cantidad de horas de uso), deterioro, antigüedad, estado, conservación, etc. y poder compararlo con la vida útil, dato no menor que nos va a permitir poder establecer cuánto le queda de provecho al mismo.
Como dato relevante, actualmente, será necesario también analizar la obsolescencia como concepto fundamental para determinadas maquinarias que contienen tecnología de punta como parte de su funcionamiento y, es así, que tal concepto hará que el bien posea un valor mayor o menor de acuerdo a él.
Ej.: una máquina vial fue asegurada bajo una póliza de Seguro Técnico (equipo de contratista) en USD 100.000. Al momento del siniestro (destrucción total por incendio) el Asegurado pretende una indemnización equivalente a la suma asegurada. Sin embargo, del estudio de mercado realizado por el liquidador a cargo de la gestión, resulta que dicho equipo y modelo se fabricó en 1979 mientras que la fábrica dejó de existir en 1993 resultando casi imposible conseguir precios de referencia ya sea para el equipo completo o para sus partes / componentes. En ese caso, de aceptar la Aseguradora otorgar una cobertura de tales características, deberían haber acordado un valor tasado de antemano ya que, sin duda alguna, la situación planteada generará conflicto de intereses existiendo muy pocos elementos probatorios que permitan a las partes dilucidar un valor justo del bien existiendo, además, variantes en cantidad que pueden mover los valores en sentido ascendente o descendente, como son los descritos más arriba relativos a conservación, horas de uso, mantenimiento, etc. En este caso, se otorgó una cobertura a un bien que, aunque funcionaba, era obsoleto y sin valor de mercado.
Siempre será necesaria la buena predisposición de las partes al inicio de la relación comercial, el aporte de documentación respaldatoria de los valores que se pretenden amparar y, por supuesto, ante la eventual ocurrencia del siniestro, la buena fe del asegurado, la existencia de un completo expediente de antecedentes por parte de la aseguradora y la idoneidad del liquidador en la obtención de datos fehacientes que permita establecer un justo valor del bien.
“La mayoría de las coberturas otorgadas para este tipo de bienes son a prorrata, con lo cual es menester mantener una suma asegurada adecuada para no caer en infraseguro”
No olvidarnos nunca que la mayoría de las coberturas otorgadas para este tipo de bienes son a prorrata, con lo cual será siempre menester mantener una suma asegurada adecuada para no “caer en el infraseguro”, aunque este concepto claramente merece un capítulo aparte y un desarrollo mucho más amplio y complejo.